Era un día como cualquier otro en la facultad de Sociales, Rosa y Cecilia, dos compañeras y amigas de tal universidad arreglaron encontrarse en la misma, previo a la clase, ya que Rosa necesitaba contarle que estaba de muy mal ánimo porque que se había peleado con su novio. Cecilia acudió de manera urgente ya que cuando se comunicaron previamente la había notado extraña.
Se encontraron en las afueras del buffet de la facultad, allí Rosa la esperaba ansiosamente, se notaba en ella nerviosismo e insistentemente agarraba su celular, ahí le comentó, entre sollozos, como había sido la pelea, que él la había dejado y no había vuelta atrás.
Cecilia le insistió para que se alimentara, ya que Rosa no había comido durante varios días, entonces se dirigieron a comprar un café, antes de continuar con la charla. Luego ocuparon una mesa del buffet, allí Cecilia notaba como Rosa derramaba constantemente el café y temblaba sin cesar, aquella no sabía como contenerla. En ese momento Rosa empezó a llorar desconsoladamente y le confesó a su amiga que había matado a su novio, y no sabía de que manera actuar. Su compañera desconcertada y alarmada intentó calmarla y la incitó a que asuma las consecuencias y obre de la manera más correcta. Rosa entendió y por su propia voluntad decidió llamar a la policía y asumir el asesinato.
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